Río de Janeiro, 21 de julio
(Télam).- El Papa Francisco iniciará mañana una visita a Brasil para presidir la Jornada Mundial de la Juventud ante unos dos
millones de personas, entre ellas más de 40.000 argentinos, y se espera que dé
allí claras directrices para los católicos del mundo.
El primer viaje del pontífice
argentino Jorge Bergoglio atrajo a Río de Janeiro a fieles de todos los
rincones del planeta y generó gran expectativa en la Iglesia local, que
enfrenta un fuerte éxodo de fieles atraídos principalmente por las denominaciones
neopentecostales, reportó la agencia de noticias alemana DPA.
Según el censo demográfico de
2010, la proporción de fieles de Roma bajó nueve puntos porcentuales en la
última década y cayó al 64,6% de la población, aunque un sondeo del Instituto
Datafolha divulgado hoy afirma que la proporción de brasileños que se definen como
católicos es hoy de sólo un 57%.
La visita papal, que cubrirán
miles de periodistas de todo el mundo, se da en un momento tenso para Brasil,
donde en junio último una ola de protestas contra la corrupción y por mejores
servicios públicos de salud, educación y transporte llevó a las calles a más de
un millón de personas.
El gobierno de Dilma Rousseff
movilizará a casi 14.000 efectivos, de los cuales más de 10.000 son militares,
apoyados por helicópteros, vehículos blindados, buques de patrullaje y un sistema
antiaéreo para proteger al Papa y procurar que los manifestantes no alteren la Jornada , que se extenderá
entre el martes y el domingo.
Francisco parece no compartir
esas preocupaciones: no usará el "papamóvil" con vidrios blindados y
cambió el programa de su primer día de visita: antes de reunirse con Rousseff
en el palacio de la gobernación de Río recorrerá en un vehículo abierto la zona
céntrica de la ciudad, donde en junio hubo masivas protestas.
Para los analistas, la
decisión de estar con la gente antes de encontrarse con los gobernantes refleja
la principal marca del Papa: el deseo de mantener contacto estrecho y directo
con el pueblo para enfatizar el carácter pastoral de la Iglesia católica.
El entusiasmo frente al nuevo
pontífice es evidente entre los centenares de miles de fieles que llegan sin
cesar a Río para la Jornada
desde distintas partes del mundo, pero en especial de su país natal.
El alcalde de Río de Janeiro,
Eduardo Paes, comentó hoy que Francisco pidió a los organizadores de la Jornada -también fuera de agenda-
reunirse con una delegación argentina, encuentro que podría concretarse el
jueves, indicó la agencia de noticias Ansa.
Según el portavoz del
Vaticano, Federico Lombardi, al regresar al continente donde nació, Francisco pretende
enviar un mensaje para América Latina, una región mayoritariamente católica con
graves problemas de pobreza y desigualdad.
"El Papa, que conoce
profundamente qué es la
Iglesia en América Latina y qué es América Latina, tiene
muchas cosas que decir sobre el futuro de la Iglesia en ese continente de la esperanza",
dijo y señaló que su mensaje tendrá un fuerte contenido social.
"Será un mensaje muy
fuerte, de responsabilidad y de orientación hacia ciertos valores de justicia,
solidaridad, atención a los pobres, superar las desigualdades sociales,
atención a la gente, a los enfermos y minusválidos. Estas personas necesitan ser
respetadas y (estar) presentes en la sociedad", apuntó Lombardi.
La preocupación de Francisco
por los temas sociales se refleja también en el programa que cumplirá en
Brasil, que elude los pasos por los tradicionales puntos turísticos de Río
-entre ellos el famoso monumento del Cristo Redentor- e incluye una visita a
una favela y a un hospital -para inaugurar un centro de atención a drogadictos-
y una reunión con jóvenes delincuentes.
Además, el pontífice incluyó
en su visita un viaje a la ciudad santuario de Aparecida do Norte, donde estuvo
en 2007 cuando redactó el documento final de la Conferencia del
Episcopado de América Latina y el Caribe que había inaugurado su antecesor, Benedicto
XVI.
Francisco, quien hoy en el
Vaticano al rezar el Angelus en la plaza San Pedro pidió que recen por él
durante su viaje, tendrá su primer contacto con los participantes de la XXVIII Jornada
Mundial de la Juventud
el jueves en la playa de Copacabana, donde dará su bendición a los jóvenes que
le darán una fiesta de acogida.
El Papa volverá el viernes a
Copacabana para el Vía Crucis y el sábado se trasladará a la Guaratiba , a unos 40 kilómetros de allí,
para inaugurar la jornada de vigilia que terminará el domingo, con la misa de
clausura de la Jornada.
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