Ciudad del Vaticano
(AICA).- Dos jóvenes de la arquidiócesis de Buenos Aires, -Julieta de la
parroquia Santa Ana y San Joaquín y Gianfranco de la parroquia Nuestra Señora
de Caacupé de la Villa 21 de Barracas-, recibieron hoy, IV domingo de Pascua,
junto a otros 42 fieles de todo el mundo en representación de toda la Iglesia
en los cinco continentes, el sacramento de la Confirmación de manos de santo
padre Francisco. En el marco del Año de la Fe, el Papa reflexionó en su homilía
de la misa celebrada a las diez de la mañana en la Plaza de San Pedro, ante 70
mil personas, sobre tres puntos: la novedad de Dios, las tribulaciones en la
vida y la firmeza en el Señor.
En el marco del Año de la Fe, el
Papa reflexionó en su homilía de la misa celebrada a las diez de la mañana en
la Plaza de San Pedro, ante 70 mil personas, sobre tres puntos: la novedad de
Dios, las tribulaciones en la vida y la firmeza en el Señor.
De las novedades mundanas, que
son todas provisionales, el Papa dijo que pasan y siempre se busca algo más.
Mientras la novedad que Dios ofrece a nuestra vida es definitiva, y no sólo en
el futuro, cuando estaremos con Él, sino también ahora, porque Dios está
haciendo todo nuevo, el Espíritu Santo nos transforma verdaderamente y quiere
transformar, contando con nosotros, el mundo en que vivimos.
Por esta razón el Papa pidió
que le abramos la puerta a Dios, que dejemos que Él nos guíe y que su acción
continua nos haga hombres y mujeres nuevos, animados por su amor, que el
Espíritu Santo nos concede.
En su segundo pensamiento el
Santo Padre recordó que el camino de la Iglesia, y también nuestro camino
cristiano personal, no son siempre fáciles, puesto que encontramos
dificultades. Y dijo que a pesar de que seguir al Señor es un camino que
encuentra muchos obstáculos, fuera de nosotros, en el mundo en el que vivimos
que frecuentemente no nos comprende, y también dentro de nosotros, estas
tribulaciones forman parte del camino para llegar a la gloria de Dios, como
para Jesús, que ha sido glorificado en la Cruz.
En el último punto de su
homilía Francisco invitó a quienes estaban a punto de recibir la Confirmación,
y a todos, a permanecer estables en el camino de la fe con una firme esperanza
en el Señor. Puesto que aquí está el secreto de nuestro camino. Él nos da el
valor para caminar contra corriente.
TEXTO DE LA HOMILÍA DE
FRANCISCO
Queridos hermanos y hermanas,
Queridos hermanos que van a recibir el sacramento de la confirmación:
Quisiera proponerles tres
simples y breves pensamientos sobre los que reflexionar.
1. En la segunda lectura hemos
escuchado la hermosa visión de san Juan: un cielo nuevo y una tierra nueva y
después la Ciudad Santa que desciende de Dios. Todo es nuevo, transformado en
bien, en belleza, en verdad; no hay ya lamento, luto… Ésta es la acción del
Espíritu Santo: nos a trae la novedad de Dios; viene a nosotros y hace nuevas
todas las cosas, nos cambia. El Espíritu nos cambia. Y la visión de san Juan
nos recuerda que estamos todos en camino hacia la Jerusalén del cielo, la
novedad definitiva para nosotros, y para toda la realidad, el día feliz en el
que podremos ver el rostro del Señor, ese rostro maravilloso del Señor Jesús,
podremos estar con Él para siempre, en su amor.
Ven, la novedad de Dios no se
asemeja a las novedades mundanas, que son provisorias, pasan y siempre se busca
algo más. La novedad que Dios ofrece a nuestra vida es definitiva, y no sólo en
el futuro, cuando estaremos con Él, sino también hoy: Dios está haciendo todo
nuevo, el Espíritu Santo nos transforma verdaderamente y quiere transformar,
contando con nosotros, el mundo en que vivimos.
Abrámosle la puerta, dejemos
que Él nos guíe, dejemos que la acción continua de Dios nos haga hombres y
mujeres nuevos, animados por el amor de Dios, que el Espíritu Santo nos da. Qué
hermoso si cada uno de ustedes noche, pudiera decir: hoy en la escuela, en
casa, en el trabajo, guiado por Dios, he realizado un gesto de amor hacia un
compañero, mis padres, un anciano. ¡Qué bello!
2. Un segundo pensamiento: en
la primera lectura Pablo y Bernabé afirman que “hay que pasar muchas
tribulaciones para entrar en el reino de Dios”. El camino de la Iglesia,
también nuestro camino cristiano personal, no son siempre fáciles, encontramos
dificultades, tribulaciones.
Seguir al Señor, dejar que su
Espíritu transforme nuestras zonas de sombra, nuestros comportamientos que no
son según Dios, y lave nuestros pecados, es un camino que encuentra muchos
obstáculos, fuera de nosotros, en el mundo en el que vivimos que frecuentemente
no nos comprende, y también dentro de nosotros, en nuestro corazón. Pero las
dificultades, las tribulaciones, forman parte del camino para llegar a la
gloria de Dios, como para Jesús, que ha sido glorificado en la Cruz; las
encontraremos siempre en la vida. No nos desanimemos: tenemos la fuerza del
Espíritu para vencer nuestras tribulaciones.
3. Y así llego al último
punto. Es una invitación que dirijo a ustedes, los que se van a confirmar y a
todos: permanezcan estables en el camino de la fe con una firme esperanza en el
Señor. Aquí está el secreto de nuestro camino. Él nos da el valor para caminar
contra corriente.
Escuchen bien jóvenes: ir
contra corriente. Esto hace bien al corazón, pero hace falta valor para ir
contra corriente. Y Él nos da esta fuerza. No hay dificultades, tribulaciones,
incomprensiones que nos hagan temer si permanecemos unidos a Dios como los
sarmientos están unidos a la vid, si no perdemos la amistad con Él, si le
hacemos cada vez más espacio en nuestra vida. Esto también y sobre todo si nos
sentimos pobres, débiles, pecadores, porque Dios da fuerza a nuestra debilidad,
riqueza a nuestra pobreza, conversión y perdón a nuestro pecado.
Es tan misericordioso el Señor
que siempre si vamos a Él nos perdona. Confiemos en la acción de Dios. Con Él
podemos hacer cosas grandes y nos hará sentir el gozo de ser sus discípulos,
sus testigos. ¡Apuesten por los grandes ideales, por las cosas grandes, nosotros
los cristianos no hemos sido elegidos por el Señor para las cosas pequeñas,
vayan siempre más allá, hacia las cosas grandes, jóvenes, juéguense la vida por
grandes ideales!
Novedad de Dios, tribulaciones
en la vida, firmes en el Señor. Queridos amigos, abramos de par en par la
puerta de nuestra vida a la novedad de Dios que nos concede el Espíritu Santo,
para que nos transforme, nos fortalezca en las tribulaciones, refuerce nuestra
unión con el Señor, nuestro permanecer firmes en Él: ésta es una verdadera
alegría.
No hay comentarios:
Publicar un comentario