El Santo Padre Francisco impone el palio a monseñor Mario Poli, cardenal primado y arzobispo de Buenos Aires |
Ciudad del Vaticano
(AICA): En el curso de una emocionante ceremonia realizada en la basílica
de San Pedro, ante la presencia de la delegación ortodoxa y con la actuación de
un coro protestante de Lipsa, el Papa Francisco impuso el palio a 34 nuevos
arzobispos metropolitanos, diez de los cuales son latinoamericanos, y entre
éstos, tres argentinos: monseñor Mario Aurelio Poli, arzobispo de Buenos Aires
y sucesor en esta sede del cardenal Jorge Mario Bergoglio; monseñor Carlos
María Franzini, arzobispo de Mendoza; y monseñor Ramón Alfredo Dus, arzobispo
de Resistencia.
Tras la entrega de los palios,
que se realizó antes de la misa por la festividad de los santos apóstoles Pedro
y Pablo, el Papa señaló que “el palio es el símbolo de comunión con el Sucesor
de Pedro, principio y fundamento, perpetuo y visible, de la unidad de la fe y
de la comunión” y añadió que “el Concilio Vaticano II, al referirse a la
estructura jerárquica de la
Iglesia , afirma que el Señor con los apóstoles constituyó una
especie de Colegio o grupo estable, y eligió de entre ellos a Pedro y lo puso
al frente del colegio”.
“Celebramos -dijo el papa
Francisco- la solemnidad de los santos apóstoles Pedro y Pablo, patronos
principales de la Iglesia
de Roma: una fiesta que adquiere un tono de mayor alegría por la presencia de
obispos de todo el mundo. Es una gran riqueza que, en cierto modo, nos permite
revivir el acontecimiento de Pentecostés: hoy, como entonces, la fe de la Iglesia habla en todas las
lenguas y quiere unir a los pueblos en una única familia”.
La celebración fue animada por
el coro alemán luterano de Santo Tomás de Leipzig, descendientes de la escuela
de Juan Sebastián Bach, dirigido por el maestro Georg Christoph Biller; y el
coro pontificio de la
Capilla Sixtina , descendiente de la escuela de Giovanni
Pierluigi da Palestrina, a cargo de monseñor Massimo Palombella.
En la ceremonia se encontraba
la delegación ortodoxa del Patriarcado ecuménico de Constatinopla, de visita en
Roma en el marco del tradicional intercambio de delegaciones con motivo de las
fiestas de los respectivos santos patronos, el 29 de junio en Roma para la
celebración de los santos Pedro y Pablo y el 30 de noviembre en Estambul, la
antigua Constantinopla para la del apóstol san Andrés.
“La variedad en la Iglesia , que es una gran
riqueza, se funde siempre en la armonía de la unidad, como un gran mosaico en
el que las piezas se juntan para formar el único gran diseño de Dios. Y esto
debe impulsar a superar siempre todo conflicto que hiere el cuerpo de la Iglesia. Unidos en
las diferencias”, recordó el papa.
“Confesar al Señor -concluyó
Francisco- dejándose instruir por Dios; consumarse por amor de Cristo y de su
evangelio; ser servidores de la unidad. Estos, queridos hermanos en el
episcopado, son las consignas que los santos apóstoles Pedro y Pablo confían a
cada uno de nosotros, para que sean vividas por todo cristiano. Nos guíe y
acompañe siempre con su intercesión la santa Madre de Dios, Reina de los
apóstoles”.
Al término de la emocionante
ceremonia el Santo Padre se dirigió a venerar la tumba de San Pedro, situada
debajo del altar principal, acompañado por los ortodoxos. Al volver a la
basílica el papa abrazó a los representantes de la Iglesia de Oriente, abrazo
de fuerte valor simbólico.
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