El santoral y la liturgia
correspondientes a este sábado (29), son los siguientes:
SANTORAL
Santos Apóstoles Pedro y
Pablo: Hoy la Iglesia
celebra la fiesta de los Apóstoles San Pedro y San Pablo, a quienes llama
"Príncipes de los Apóstoles".
Al primero por haber sido
puesto por el mismo Jesucristo al frente de la Iglesia ; al segundo por
haber llevado el nombre de Jesús por todo el mundo conocido.
San Pedro: Era de Betsaida,
Galilea, el oficio pescador.
Cuando Jesús lo vio por
primera vez le dijo: "Tú eres Simón, pero desde hoy te llamarás Cefas, es
decir, Pedro, que quiere decir piedra". Y en otra ocasión le dijo:
"Tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia".
Así lo constituyó cabeza de la
naciente Iglesia. Después de Pentecostés Pedro empezó a predicar en Jerusalén,
y con el tiempo se estableció en Antioquía. Siete años después se dirigió a
Roma desde donde gobernó la
Iglesia durante 24 años.
En el año 67, por orden del
emperador Nerón, murió crucificado, aunque por su pedido fue colocado en la
cruz cabeza abajo.
San Pablo: Era hebreo, de la
tribu de Benjamín. Nació en Tarso, Asia Menor. Celoso judío, fue un acérrimo
perseguidor de los primeros cristianos, pero en un viaje a Damasco tuvo una
visión divina que cambió totalmente su vida. Convertido al cristianismo fue el
más grande predicador de la fe cristiana, llevando la nueva doctrina a todo el
mundo conocido en ese tiempo.
Ningún discípulo de Cristo
escribió tanto como Pablo, de quien se conocen 14 epístolas que fueron en su
tiempo la admiración de judíos y gentiles, y aún hoy conservan su fuerza
original.
San Pablo, a quien la Iglesia llama el Apóstol
de las Gentes, murió en Roma, decapitado por orden de Nerón, el mismo día y año
que San Pedro.
LITURGIA
En la celebración de hoy,
fiesta de los apóstoles Pedro y Pablo, se leen: el libro de los Hechos de los
Apóstoles (12,1-11) donde se narra la liberación de San Pedro de la cárcel de
Herodes; una carta de San Pablo (2 Timoteo 4,6-8. 17-18) en la que el apóstol
anuncia su próxima muerte; y el evangelio de San Mateo
(16,13-19) en el pasaje donde
Jesús dice: "Tú eres Pedro, y a ti te daré las llaves del Reino de los
Cielos".
Fuente: Agencia Télam.
EVANGELIO DEL DIA
"¿Señor, a quién iremos?.
Tú tienes palabras de vida eterna." Jn 6, 68
Sábado 29 de junio de 2013
Solemnidad de San Pedro y San
Pablo, apóstoles
Santos del día: Santos
Pedro y Pablo
Evangelio según San
Mateo 16,13-19.
Jesús se fue a la región de
Cesarea de Filipo. Estando allí, preguntó a sus discípulos: «Según el parecer
de la gente, ¿quién es este Hijo del Hombre?»
Respondieron: «Unos dicen que
eres Juan el Bautista, otros que eres Elías o Jeremías, o alguno de los
profetas.»
Jesús les preguntó: «Y
ustedes, ¿quién dicen que soy yo?»
Pedro contestó: «Tú eres el
Mesías, el Hijo del Dios vivo.»
Jesús le replicó: «Feliz eres,
Simón Barjona, porque esto no te lo ha revelado la carne ni la sangre, sino mi
Padre que está en los Cielos.
Y ahora yo te digo: Tú eres
Pedro (o sea Piedra), y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia; los poderes de
la muerte jamás la podrán vencer.
Yo te daré las llaves del
Reino de los Cielos: lo que ates en la tierra quedará atado en el Cielo, y lo
que desates en la tierra quedará desatado en el Cielo.»
Extraído de la Biblia Latinoamericana.
San Clemente de Roma, papa del
año 90 a
100 aproximadamente
Carta a los Corintios, 5-7
(trad. cf breviario 30/06)
El testimonio histórico más
antiguo del martirio de Pedro y Pablo
Dejemos estos ejemplos de
[persecución en el Antiguo Testamento] y vengamos a considerar los luchadores
más cercanos a nosotros; expongamos los ejemplos de magnanimidad que han tenido
lugar en nuestros tiempos. Aquellos que eran las máximas y más legítimas
columnas de la Iglesia
sufrieron persecución por emulación y por envidia y lucharon hasta la muerte.
Pongamos ante nuestros ojos a los santos apóstoles: a Pedro que, por una hostil
emulación, tuvo que soportar no una o dos, sino innumerables dificultades,
hasta sufrir el martirio y llegar así a la posesión de la gloria merecida. Esta
misma envidia y rivalidad dio a Pablo ocasión de alcanzar el premio debido a la
paciencia: en repetidas ocasiones fue encarcelado, obligado a huir, apedreado
y, habiéndose convertido en mensajero de la palabra en el Oriente y en el
Occidente, su fe se hizo patente a todos, ya que, después de haber enseñado a
todo el mundo el camino de la justicia, habiendo llegado hasta el extremo
Occidente, sufrió el martirio de parte de las autoridades y, de este modo, partió
de este mundo hacia el lugar santo, dejándonos un ejemplo perfecto de
paciencia. A estos hombres, maestros de una vida santa, vino a agregarse una
gran multitud de elegidos que, habiendo sufrido muchos suplicios y tormentos
también por emulación, se han convertido para nosotros en un magnífico
ejemplo…
Todo esto, carisimos, os lo
escribimos no sólo para recordaros vuestra obligación, sino también para
recordarnos la nuestra, ya que todos nos hallamos en la misma palestra y
tenemos que luchar el mismo combate. Dejemos, pues, las preocupaciones inútiles
y vanas y pongamos toda nuestra atención en la gloriosa y venerable regla de
nuestra tradición. Tengamos los ojos fijos en lo que es bueno y agradable a los
ojos de nuestro Hacedor, lo que nos acerca a él. Fijemos nuestra mirada en la
sangre de Cristo y démonos cuenta de cuán valiosa es a los ojos del Dios y
Padre suyo, ya que, derramada por nuestra salvación, ha traído al mundo entero
la gracia de la conversión.
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